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Hoy continuamos la serie que nos va a llevar a analizar las 20 tramas maestras que propuso Ronald Tobias. Ya vimos las once primeras tramas de búsqueda, aventuras, persecución, rescate, huida, venganza, enigma, rivalidad, el desvalido, la tentación, y la metamorfosis, continuamos con la trama de la transformación.
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Hoy continuamos con el curso de Desarrollo de Personajes Avanzado, en el que vemos técnicas para crear a nuestros personajes y hacerlos más vistosos y efectivos. En la tercera clase seguimos analizando cómo crear contradicciones a nuestros personajes para hacerlos más jugosos e interesantes.
Las tramas maestras de Roland Tobias
Continuamos con la propuesta de Ronald Tobias sobre las 20 tramas maestras de su libro El Guion y la trama. Fundamentos de la escritura dramática audiovisual.
Ya analizamos la trama de búsqueda, la trama de aventura, la trama de persecución, la trama de rescate, la trama de huida, la trama de venganza, la trama del enigma, la trama de rivalidad, la trama del desvalido, la trama de la tentación y trama de la metamorfosis; hoy pasamos a la trama de la transformación.
La trama de la transformación
“Dios no cambia lo que hay en las gentes hasta que ellos no cambian lo que hay en su interior” Corán 13, 11
Otra trama centrada en los personajes y estrechamente relacionada con la de metamorfosis, es la trama de transformación. En la de metamorfosis un personaje cambiaba literalmente de apariencia y esa apariencia reflejaba la identidad psicológica interna del metamorfoseado. Pero en el mundo ordinario, la gente también cambia constantemente. Estamos siempre inmersos en el proceso de convertirnos en lo que somos. Día tras día y semana tras semana podemos ignorar el cambio que se opera en nuestro interior (a menos que estemos experimentando una momentánea revolución en nuestras vidas que nos obligue a cambiar de una manera precipitada).
El estudio de la humanidad es el estudio del cambio. Cambian nuestras percepciones del universo, y ello, en contrapartida, ilustra cómo pensamos, sentimos y reaccionamos. El hombre del siglo XX es muy diferente del hombre del XIX o del hombre del siglo XXI—. El tiempo, sin embargo, no ha alterado ciertos aspectos de la humanidad, y tenemos mucho en común con un ciudadano griego de Atenas de hace tres mil años o con un comerciante egipcio de Menfis de hace cinco mil años. Las líneas maestras de la más básica psicología humana han permanecido inalterables. Nacemos, crecemos y maduramos y morimos. Esta experiencia común compartida es la base de la ficción.
La trama de la transformación trata acerca del proceso de cambio que sufre el protagonista cuando atraviesa una de las muchas etapas de la vida. La trama aísla una parte de la vida del protagonista que representa un periodo de cambio, trasladándose de un estado significativo del personaje a otro.
La palabra clave es significativo. Una de las condiciones de las tramas basadas en personajes es el cambio que el personaje principal experimenta a resultas de la acción. El protagonista, por lo general, es una persona distinta al término del relato de lo que era al comienzo del mismo. La trama de la transformación va un paso más allá al concentrar su atención en la naturaleza del cambio y en cómo éste afecta al personaje desde el principio hasta el final de la experiencia vivida. Esta historia examina el proceso vital y su efecto en las personas. Ante una situación dada, ¿cómo reaccionará una persona? Distinta gente reacciona ante el mismo estímulo de manera diferente; de igual modo, las personas se ven afectadas por los mismos estímulos de manera diferente. Aquí se halla la esencia de esta clase de relatos.
Tramando una trama
Cuando nos acercamos a la madurez, debemos aprender las lecciones del mundo de los adultos, una experiencia nueva y a menudo incómoda para aquellos que hallan disfrutado de una infancia confortable.
La guerra también enseña esas lecciones. Nadie que haya entrado en combate puede evitar que esa experiencia le transforme. La historia puede tratar sobre la auténtica naturaleza del coraje, como en las obras de Stephen Crane La roja insignia del valor o A rumor of war de Philip Caputo.
La búsqueda de su identidad puede llevar a un personaje a los más oscuros recovecos de la mente humana. Intentamos perennemente comprender quiénes somos y cuál es la esencia de la naturaleza humana, y en ocasiones, descubrimos aspectos de nuestro interior que nos horrorizan. Ese es el caso de la novela de Robert Louis Stevenson El doctor Jekill y mister Hyde. El doctor Jekill descubre su vertiente siniestra y que el cambio puede conducir hacia la autodestrucción. Lo mismo puede ocurrir en otros relatos, como en la novela de H. G. Wells El hombre invisible.
Las personas también cambian merced a los momentos dramáticos de transición. La novela de Judith Guest Gente corriente disecciona a la atormentada familia Jarret. En apariencia, se trata de una familia de clase media-alta, confortable y feliz con su opulencia. Pero tras la puerta se esconden secretos y unos aspectos desagradables que han comenzado a desvelarse. Una vez que los miembros de la familia se ven obligados a enfrentarse a estos aspectos, la situación los cambia para siempre.
Los Kramer en la obra de Avery Corman Kramer contra Kramer se ven transformados por el trauma de un divorcio al tiempo que intentan encontrar una identidad nueva. Y en Perros de paja, un tímido profesor de astrofísica descubre que existen circunstancias en las que la violencia es inevitable. Durante el proceso, descubre una parte brutal de su personalidad que jamás habría creído posible.
Estas transformaciones, a menudo, no están exentas de un precio que pagar. La obra de George Bernard Shaw Pygmalion es un magnífico ejemplo de transformación. En la pieza teatral Henry Higgins, profesor de fonología inglesa, transforma a Eliza Doolittle, una florista cockney, en una presunta dama inglesa al enseñarla a hablar un inglés cultivado. No solamente la transforma al enseñarla a hablar correctamente.
El hablar como una dama no la convierte necesariamente en una dama. Higgins la manipula al elevarla de su condición humilde adaptando su apariencia a la de las clases altas. Una vez que Higgins ha terminado su obra con la muchacha, ella no puede volver a ser una florista cockney, ni tampoco seguir siendo la duquesa en la que ha sido transformada. Higgins se niega a aceptar su responsabilidad por haberla transformado.
La ironía del relato es que Higgins no es un caballero, a pesar de que habla como tal. Altivo y distante, se niega a admitir que Eliza ha provocado un cambio en su vida. Cree que es un hombre que no necesita a los demás hasta que Eliza le abandona. Una vez que se da cuenta de su error, Higgins encuentra a Eliza y le suplica que vuelva con él para que vivan juntos (junto con el coronel Pickering) como tres virtuosos solteros. Al final de la obra, él está seguro de que ella volverá, incluso a pesar de que la chica se despide de él para siempre.
La transformación de Eliza Doolittle también cambia a Henry Higgins. Sin embargo, la obra no tiene un final feliz. Shaw se resistió a proporcionárselo incluso cuando su público se lo exigió. La historia no trataba sobre dos personas que se enamoraban, sino de mostrar el precio de entrometerse en la vida de otro. Pero el público, desde el estreno de la obra hasta nuestros días, se ha negado a obedecer al autor.
Transformación a pequeña escala
El incidente que cambia al protagonista no tiene por qué suceder a una escala tan vasta como en la obra de Shaw. Anton Chejov demostró que, en ocasiones, los acontecimientos más pequeños pueden repercutir en nuestras vidas con la poderosa energía de una avalancha. «El beso» transcurre en un pequeño pueblo de la Rusia de 1880. El protagonista es un inepto teniente de artillería. «¡Soy el oficial más tímido, modesto y carente de méritos de toda la brigada!», se lamenta. Es un torpe conversador, un desastre como bailarín —una mezcla patética de oficial y caballero.
La ocasión tiene lugar durante un baile en la casa de un general retirado. El protagonista va a la fiesta, pero se encuentra incómodo debido a su falta de gracia para las relaciones sociales. Recorre la casa desde la entrada a una estancia en penumbra cuando de súbito una mujer se arroja en sus brazos y susurra «iAl fin!» en su oído y le besa en los labios. Al darse cuenta de su equivocación, la mujer sale corriendo de la estancia antes de que el oficial pueda saber quien es.
El teniente Riabovich está asombrado. El beso ha penetrado en lo más profundo de su ser. A pesar de que la habitación está demasiado oscura para identificar a la mujer, él ya ha cambiado cuando abandona la estancia. «Deseaba bailar, charlar, correr hacia el jardín, reír a carcajadas».
Éste es el punto clave de la primera fase dramática, el incidente que causa el cambio en la vida del protagonista. Puesto que esta trama versa sobre personajes, es importante saber cómo es el protagonista antes de que el cambio tenga lugar. Chejov lo hace con unas cuantas pinceladas. Debemos comprender lo bastante acerca del personaje antes del incidente transformador, ya que cuando esto ocurra, entenderemos también cómo puede afectar al protagonista de una manera profunda.
Un beso accidental recibido por una mujer misteriosa en la oscuridad habría de ser motivo de diversión para la mayoría de los hombres, pero no tendría el poderoso efecto que provoca en Riabovich. Sabemos que el teniente posee una escasa autoestima, que se siente solo y sin amor, ajeno al torbellino de las relaciones humanas. Así que, de repente, cuando el beso de esta mujer le hace sentirse parte del mundo, comprendemos el porqué.
Él estaba, como se suele decir, dispuesto de antemano. Para cualquiera hubiera sido un incidente insignificante, pero para Riabovich, es el momento de su vida. Riabovich se une a la fiesta. El beso se ha convertido en una fantasía romántica. Observa a las mujeres presentes en la fiesta y se pregunta cuál sería la que estaba en la habitación en penumbra. El misterio le excita. Esa noche, antes de caer dormido, la fantasía se ha enraizado poderosamente en su imaginación. Después del incidente transformador, empezamos a ver sus primeros efectos. Acción reacción; causa, efecto.
La personalidad del protagonista comienza a cambiar. Esta es una trama que sigue un proceso. Seguimos los cambios del protagonista mientras él va de un estado emocional a otro. Puede atravesar diversos estados durante el proceso a lo que finalmente desembocará. Hay lecciones que aprender, reflexiones que hacer, aspectos que descubrir.
Al día siguiente, Riabovich abandona el pueblo para ir a unas maniobras. Experimenta un momento de lucidez cuando trata de convencerse de que el beso carecía de significado; de que está haciendo una montaña de un grano de arena. Pero no puede resistir la tentación de la fantasía; de hecho está firmemente anclado en ella. Relata el incidente a sus camaradas oficiales, quienes se lo toman como se lo tomaría una persona normal. Para ellos es uno de esos momentos maravillosamente absurdos que ocurren de tanto en tanto.
Riabovich se muestra decepcionado por su reacción, ya que en su interior, la mujer misteriosa es su diosa del amor. La ama y desea casarse con ella Incluso comienza a fantasear con la posibilidad de que ella también le ame. Quiere volver al pueblo para reunirse con ella.
En la segunda fase dramática vemos todos los efectos del incidente transformador. Deberíamos quizá describir mejor el incidente transformador como un suceso incitador, ya que es lo que desencadena el proceso de cambio en el protagonista. Es un proceso interno, una expresión de la mente humana. Cualquier acción que el personaje emprenda es una expresión directa de lo que el personaje piensa. La naturaleza del personaje determina la acción, al igual que la naturaleza de Riabovich determina su resolución de regresar para reunirse con la mujer que está convencido que le aguarda.
La tercera fase dramática contiene, habitualmente, otro incidente que define el resultado de la transformación. El protagonista ha llegado al término de su experiencia. Es normal que un protagonista aprenda lecciones distintas de las que esperaba aprender. Las lecciones reales son a menudo las que se hallan ocultas o las inesperadas. Las esperanzas se ven defraudadas; las ilusiones son destruidas. La realidad se impone a la fantasía.
Riabovich regresa al pueblo lleno de esperanzas y torturado por la inquietud: ¿Cómo la conocerá? ¿De qué hablarán? ¿Ella no habrá olvidado el beso?». Sabe que en cuanto el general sepa que está en el pueblo le volverá a invitar a su casa. Podrá volver a la habitación en penumbra donde empezó todo. Pero cuanto más cerca está de la casa, más incómodo se siente. Nada parece estar en su sitio. Los detalles que recordaba con tanta nitidez se han evaporado. El ruiseñor que cantó en Mayo está en silencio; los árboles y la hierba han perdido su débil perfume. De improviso, Riabovich se da cuenta de la auténtica naturaleza de su fantasía. «Y el mundo entero, la vida entera parecía ser una broma incomprensible, sin sentido…».
Cuando llega la invitación del general, Riabovich, en vez de acudir, va a su alojamiento a acostarse. «¡Qué estupidez! ¡Qué estupidez!». Está abatido por su descubrimiento. «¡Qué estúpido es todo!». El incidente clarificador de la tercera fase dramática hace posible la auténtica madurez del personaje. Riabovich está apesadumbrado, pero es más sabio gracias a la experiencia. Con frecuencia, ésta es la lección de la vida: que la sabiduría va acompañada de la tristeza.
Resumen
- La trama de transformación ha de narrar el proceso de cambio que el protagonista experimenta mientras atraviesa una de las diversas etapas de la vida.
- La trama debe aislar una parte de la vida del protagonista que refleje el proceso de cambio, yendo desde un estado significativo del personaje hacia otro.
- La historia ha de concentrarse en la naturaleza del cambio y en cómo éste afecta al protagonista desde el principio hasta el final de la experiencia.
- La primera fase dramática ha de relatar el incidente que lleva al protagonista a una crisis, crisis que inicia el proceso de cambio.
- La segunda fase dramática, por lo habitual, ilustra los efectos de la transformación. Ya que se trata de una trama centrada en un personaje, la historia se vuelca en el autoexamen del protagonista.
- La tercera fase dramática debe poseer un incidente clarificador que represente la etapa final de la transformación. El personaje comprende la auténtica naturaleza de su experiencia y cómo ésta le ha afectado. Por lo general, éste es el momento de la historia en el que se manifiestan la auténtica maduración y la comprensión.
- A menudo el precio del conocimiento conlleva una cierta tristeza.
Y así terminamos el podcast de hoy en el que hemos analizado una de las tramas maestras de Ronald Tobias: la trama de la transformación. Si os ha sido útil, agradecería comentarios y valoraciones en Itunes, Ivoox, Youtube o Spotify. O que compartáis este podcast por redes sociales. Y por supuesto agradecer a los que os suscribís a los cursos de Guion o contratáis las consultorías y mentorías que ayudáis a que el podcast se mantenga. Estaremos juntos los martes y jueves con nuevas técnicas, estrategias y análisis para que aprendamos entre todos a ser mejores guionistas.