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Hoy comenzamos con un clásico, el cliffhanger. Y digo clásico, porque aunque sea un término que ahora se haya puesto de moda con el boom de las series, su origen se remonta al siglo XIX como veremos a continuación.
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Qué es un cliffhanger
Un cliffhanger (literalmente «colgado de un precipicio», que también se puede traducir como «al borde del abismo») es una técnica narrativa utilizada al final de una escena, normalmente al final del capítulo de una obra de ficción (serie, cómic, libro, película, videojuego…), para generar suspense y enganche al espectador y que se interese en ver el resultado en la siguiente entrega.
Es una palabra muy visual, el autor deja metafóricamente al personaje “colgando en el precipicio” y acaba la narración… hasta que un tiempo después, un día, una semana o unos meses después si es el fin de una temporada, o incluso 25 años después si hablamos de Twin Peaks, se reanuda la narración y se resuelve qué pasó con ese personaje que estaba “colgado del precipicio”.
Un cliffhanger puede ser simplemente una imagen, una acción, o tal vez sólo una frase, dependiendo del medio y del tipo de historia. Hay dos requisitos para que una acción sea un cliffhanger.
- La acción de la escena queda inacabada. Los personajes quedan en una situación complicada e inesperada cuya resolución genera un suspense. ¿Qué pasará?
- Sucede antes de una pausa de la narración. Puede ser una pausa corta, si la serie se va a publicidad o el libro termina un capítulo; una pausa media, si la serie termina el episodio o es una novela por entregas semanales; o una pausa larga si la serie acaba la temporada o es un libro que continuará en otras publicaciones.
Origen del término cliffhanger
La idea de dejar al espectador a medias es algo casi tan antiguo como la literatura misma, incluso en Las mil y una noches Scheherezade utilizaba el recurso de forma recurrente cuando dejaba al rey con ganas de saber que pasaba y así aplazaba, al menos por un día, su ejecución. La palabra cliffhanger apareció en el diccionario de Oxford en 1937. Tiene su origen en la novela serializada A pair of Blue Eyes, del año 1873. Se publicaba en periódicos con capítulos mensuales y su escritor, Thomas Hardy, decidió un día dejar a su protagonista colgado literalmente de un acantilado al final de una de las entregas.
El recurso fue tan efectivo que se convirtió rápidamente en un tópico entre los autores de narrativa serial y fue utilizado tanto en la novela victoriana, como en el folletín francés o la literatura pulp americana. Después el cliffhanger fue evolucionando y saltando a otros medios como la radio, el cómic, el cine serial y, por último, al medio que ha puesto el término en boca de todos: la televisión.
Yo la primera vez que lo recuerdo fue con el mítico disparo a J.R, el malo de Dallas, que recibía un balazo de alguien al que no veíamos en su oficina. Todavía me viene a la cabeza la pregunta que publicitaban durante meses hasta que volvió la serie: “¿Quién disparó a J.R.?”. Actualmente, algunas series han hecho de los cliffhangers una de sus señas de identidad, como por ejemplo 24, Prison Break, Alias, Galáctica, Game of Thrones, The Walking Dead. También son míticos los finales de temporada de Lost. El de la primera, con la abertura de la escotilla que mostraba que había vida en esa isla, o el de la tercera temporada en el que cambiaban la estructura de flashback existentes hasta entonces para pasar a otra cosa (flashforward, viajes en el tiempo, flash sideways), y que terminó con aquel «¡Tenemos que volver!» que nos dejó a todos del revés.
El cliffhanger es un recurso muy efectivo en los medios que dividen la narración en entregas, números o capítulos, para mantener en vilo al espectador, lector o jugador hasta el desenlace de la situación. Curiosamente tiene una explicación científica en un fenómeno psicológico denominado Efecto Zeigarnik, que afirma que tendemos a recordar tareas inacabadas o interrumpidas con mayor facilidad que las que han sido completadas. La psicóloga Bluma Zeigarnik se interesó por este fenómeno al observar cómo un camarero era capaz de recordar fácilmente una larga lista de pedidos pendientes, y sin embargo, difícilmente recordaba los platos que acaba de servir.
En 1927, Zeigarnik publicó un estudio acerca de este fenómeno, que posteriormente tomaría su nombre. Según la Wikipedia: “Para realizar dicho estudio tomó cierto grupo de sujetos que debían efectuar una serie de 18 a 21 tareas sucesivas (enigmas, problemas de aritmética, tareas manuales…). La mitad de esas tareas eran interrumpidas antes de que los individuos pudieran acabarlas. Eran precisamente las tareas interrumpidas y estructuradas las que los sujetos evocaban después con más fuerza”.
¿Para qué sirve un cliffhanger?
- Genera suspense. Es el clásico “¿qué pasará?” que crea curiosidad, gancho y fidelidad. El espectador está implicado en el desarrollo de las tramas y les interesa lo que le pase a los personajes. Si uno de ellos está en peligro o se desvela algo sorprendente querrá ver cómo se resuelve esa situación.
- Da continuidad a la historia. Enlaza unos episodios con otros y da unión a la narración. A veces pasa mucho tiempo entre el último capítulo de una temporada y el primero de la siguiente. Un cliffhanger nos ayudará a enlazar la historia resolviendo esa tensión o enigma que se quedó interrumpido.
- Sirve como venta y atracción de futuras tramas e historias. Al final de la temporada de una serie se pueden adelantar tramas de la próxima para generar curiosidad. Por ejemplo el final de la 2ª temporada de Narcos. Muerto Pablo Escobar surge la pregunta, ¿de qué irá la próxima temporada? En el último episodio nos dan pistas de los futuros conflictos. O en el final de la 1ª temporada de Stranger Things, cuando el oficial deja la comida favorita de Eleven en el bosque insinuando que no ha muerto. A veces se abren tramas, como en la cuarta temporada de Masters of sex y nunca se llegan a cerrar porque se cancela la serie.
- Ayuda a recordar la historia. Como ya explicamos, gracias al Efecto Zeigarnik las tramas interrumpidas se recuerdan más que las que ya se han completado. Esto nos ayuda a recordar la historia hasta que vuelva en la próxima entrega.
Cómo utilizar un Cliffhanger
Un cliffhanger tiene dos fases: el planteamiento y la resolución. El planteamiento es el momento en el que generamos la tensión, ponemos en peligro a nuestro personaje o abrimos el misterio. Después de la pausa llega la resolución y se muestra cómo termina esa secuencia interrumpida. Dependiendo de cuándo llegue la resolución podemos hablar de tipos diferentes:
– Resolución dentro de la entrega (episodio, libro, videojuego)
– Resolución fuera de la entrega (episodio, libro, videojuego, película)
– En el próximo episodio.
– En la próxima temporada.
– Sin resolución. Series que se cancelan o series con finales abiertos como Los Soprano. Su creador, David Chase, siempre se resistió a resolver la duda de si Tony Soprano vive, dejando que sea ese fundido a negro en medio de lo que parece una monótona cena familiar en un restaurante el que hable por sí solo. Pero cuando terminó fue realmente sorprendente. Hubo espectadores que llamaron al servicio técnico de HBO porque pensaban que había habido un problema con su conexión y se habían perdido el final del episodio. Pero no, ‘Los Soprano’ realmente acaba con un gran cliffhanger.
Principio del Cliffhanger: “La intensidad dramática de un cliffhanger es directamente proporcional al tiempo que pasará hasta su resolución”. Si la pausa es corta no debe ser demasiado dramático para no saturar. Hay que dejarse los cliffhanger más espectaculares para los finales de temporada.
Teorema del Cliffhanger. “El secreto del cliffhanger radica, no en crearlo, sino en resolverlo satisfactoriamente”. Hay que ser honesto con los cliffhanger y cumplir con lo prometido. No sirve con generar la expectación y después resolverlo de forma forzada, patética o irrelevante para la historia, pues podría destruir de un plumazo el interés de lector, jugador o espectador.
En cine, el cliffhanger se utiliza en sagas para enganchar a una película con la siguiente: muchos recordarán cliffhangers como los del final de El imperio contraataca o Kill Bill Volumen 1. En videojuegos, el cliffhanger se utiliza cuando se realizan secuelas. Si ya se tiene pensada una trilogía, por ejemplo, lo normal es que los dos primeros juegos acaben con un cliffhanger que deje un enigma a resolver en el siguiente juego. En cómics suele crearse un cliffhanger al final de la página de la derecha (impar) con el objetivo de generar un impulso para pasar la hoja. No hay que “colgar del acantilado” siempre a nuestros personajes al final de la página, recordad el Principio del Cliffhanger, pero sí crear el suficiente interés y curiosidad para que el lector continúe leyendo hasta el final.
Y por último hablar de un cliffhanger poco conocido, pero que nosotros como guionistas debemos manejar. Me refiero a un cliffhanger que no está hecho para los espectadores, sino para los lectores de nuestro guion. Es decir, crear cliffhanger en los propios guiones, sobre todo en las primeras páginas. En las productoras suele haber montañas de guiones sin leer y los lectores de guiones tardan como máximo 10 páginas en saber si les interesa nuestro guion o no.
Debemos conseguir que al finalizar la primera página tengan ganas de pasar a las segunda y después a la tercera y a la cuarta… si conseguimos pasar de las 10 primeras tendremos hecho el camino más duro. Y para esto nos puede ayudar colocar un cliffhanger al final de cada página. No hace falta que sea algo espectacular, pero sí que genere una incógnita que les motive a seguir leyendo.
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Con esto acabamos el podcast de hoy, donde hemos visto qué es un cliffhanger y cómo crear uno. Quiero agradecer a todos que estéis ahí y si os interesa el mundo del guion, suscribíos a Guiones y guionistas, lo compartís en las redes sociales, e incluso podéis valorarlo con 5 estrellas en Itunes o le dais un “Me gusta” en Ivoox, y así llegar a más gente. Estaremos juntos los martes y jueves con nuevas técnicas, estrategias y análisis para que aprendamos entre todos a ser mejores guionistas. Hasta pronto.