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Hoy continuamos con la serie de pódcast “Así vendí mi guion”, dedicada a ver cómo se escribieron y vendieron los guiones más famosos. Ya vimos El indomable Will Hunting y Rocky. Hoy veremos otro clásico que ganó el Óscar al guion: Juno. Y, como venimos haciendo en la serie, nos lo va a contar su guionista, la propia Diablo Cody.
Por cierto, el guion de Juno fue escrito por Diablo Cody en tan solo siete semanas. En el reto que comienza el día 15 de septiembre vamos a tener más tiempo: 12 semanas. Os recuerdo que podéis participar en Operación Vomit Draft, escribe tu película en 90 días. Tenéis 10 días hasta que comience, pero si os apuntáis antes del 7 de septiembre recibirás una Masterclass en la que explico las claves para describir personajes inolvidables cuando aparecen. También tendrás un libro de más de 100 páginas con las 100 presentaciones más icónicas del cine y la televisión.
Pero ojo. Esta Masterclass y el libro son solo para los que se apunten al taller antes del 7 de septiembre. Los que se apunten después tendrán todo el taller igual, menos esta Masterclass y el libro.
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Hoy continuamos con el Curso de Recursos Narrativos. Analizamos recursos como el cliffhanger, el Rabbit Hole o el MacGuffin que todos los guionistas o novelistas podemos utilizar en nuestras historias para generar más intriga, tensión o interés. Seguimos con una clase dedicada a un recurso que puede destrozar el final de tu historia: Deus ex machina. En la clase veremos en qué consiste y cómo podemos utilizarlo sin que el espectador nos odie por ello.
Así vendí mi guion: Juno. Por Diablo Cody.
Hola a todos, soy Diablo Cody, aunque algunos me conocen por mi nombre real, Brook Busey. Si estás preguntándote cómo una chica que creció en un barrio residencial de Chicago terminó ganando un Óscar, déjame contarte mi historia y la de un guion, «Juno».
Hasta los 24 años, mi vida era bastante común. Nací y crecí en una familia de clase media alta en Chicago. Pero todo cambió cuando me enamoré de Jon Hunt a través de internet. Sí, así de moderna soy. Nos casamos y me mudé a Minnesota con él. Aunque trabajaba como mecanógrafa, algo en el mundo del striptease me llamó la atención. Empecé a trabajar como bailarina y también en un servicio sexual telefónico.
En medio de todo eso, decidí abrir un blog para escribir y divertirme un poco, «The Pussy Ranch», en el que escribía sobre todo tipo de cosas: cultura pop, mis aventuras y desventuras, y sí, también sobre mi tiempo como stripper. Mi estilo siempre fue muy mío — sarcástico, atrevido y, a veces, bastante crudo.
Lo sorprendente fue que mi blog se volvió increíblemente popular. Y un buen día, recibí un correo electrónico que cambiaría mi vida. Era de un productor de Hollywood llamado Mason Novick, quien se había convertido en un gran admirador de mis textos. Mason me animó a convertir mis experiencias en algo más grande, algo que pudiera llegar a la gran pantalla.
Acepté el desafío y escribí un libro titulado «Candy Girl: A Year in the Life of an Unlikely Stripper». Pero Mason no se detuvo ahí; insistió en que podía convertir mi libro en un guion. Imagínate mi sorpresa: un día soy una bloguera y al siguiente, este tipo de Hollywood me está diciendo que debería intentar escribir un guion. Acepté el desafío porque, ¿por qué no? Y eso, queridos amigos, se transformó eventualmente en el guion de «Juno».
Ahora, sé lo que estáis pensando: ¿cómo pasé de escribir sobre la vida de una stripper a una historia sobre una adolescente embarazada? Bueno, Mason me sugirió que escribiera algo completamente diferente como muestra para los estudios. Y así fue como nació «Juno».
Así que cuando llegó el momento de escribir «Juno», tenía un bagaje bastante ecléctico detrás de mí. Había abordado una variedad de temas y estilos, y eso me dio la confianza para sumergirme en el complicado tema del embarazo adolescente. Quería aportar una voz fresca y auténtica, y gracias a mis experiencias previas, creo que pude hacerlo.
Mi fuente de inspiración
Siempre he sido alguien a quien le fascinan las historias humanas, los momentos que nos definen. Así que un día, mientras navegaba por Internet o quizás leyendo un artículo, me topé con una historia sobre adopción. Fue como un fogonazo, una inspiración instantánea. Imaginé a una adolescente embarazada, audaz y única, enfrentándose al mundo con una mezcla de sarcasmo y vulnerabilidad. Aunque me he cruzado con historias de embarazos adolescentes antes, sabía que quería hacer algo diferente. Quería que la historia se sintiera auténtica pero también irreverente.
Es cierto que algunas personas han especulado sobre si Juno está basada en mis propias experiencias. Pero quiero dejar claro que Juno no es un reflejo de mi vida. Es un personaje único que surgió de un lugar de creatividad, mezclado con algunas de las observaciones que he hecho sobre la gente y el mundo a lo largo de los años.
En ese momento, empecé a pensar más en los personajes. ¿Quiénes serían los padres adoptivos? ¿Cómo sería el padre biológico del bebé? ¿Qué clase de amigos tendría Juno? Cada nuevo personaje me daba la oportunidad de explorar un aspecto diferente del dilema moral y emocional que enfrentan las adolescentes en esa situación.
Lo más emocionante fue ver cómo los personajes comenzaron a cobrar vida en mi mente. Juno, en particular, se sentía tan real para mí que casi podía escuchar su voz en mi cabeza. Sabía que tenía que ser ingeniosa pero vulnerable, fuerte pero insegura, todo al mismo tiempo. Y así fue como nació la idea de «Juno», de ese destello de inspiración mezclado con una profunda necesidad de explorar estos personajes en un escenario único y complicado.
Escribiendo en una cafetería
Sabéis, hay algo realmente especial en las cafeterías. No sé si es el aroma del café o el murmullo constante de la gente, pero algo sobre ese ambiente me ayuda a concentrarme. Así que sí, escribí la mayor parte del guion de «Juno» en la cafetería Target en Crystal, Minnesota. Sé que suena un poco raro, pero creedme, funcionó.
No tenía una computadora portátil sofisticada ni un estudio de escritura con vista al mar; solo tenía una libreta y un bolígrafo. Y para ser sincera, esa sencillez era todo lo que necesitaba. A veces, cuando quitas todas las distracciones, la historia realmente comienza a fluir.
Escribí el guion en unas siete semanas. Sí, lo sé, suena rápido. Pero cuando tienes personajes que literalmente te hablan, es fácil perderse en su mundo. Me encontraba escribiendo en cada momento libre que tenía, llevando mi libreta conmigo a todas partes por si acaso la inspiración decidía visitarme de repente.
Esas siete intensas y frenéticas semanas en esa cafetería, entre sorbos de café y garabatos en mi libreta, fueron algunos de los momentos más gratificantes de mi vida. A medida que los personajes evolucionaban y la historia se desarrollaba en el papel, supe que estaba creando algo especial. Y esa sensación, amigos míos, es irremplazable.
Desarrollando los personajes del guion Juno
Desde el inicio, sabía que quería que Juno MacGuff fuese una adolescente diferente a las que suelen aparecer en las películas. No quería el cliché de la chica popular o la marginada. Quería a alguien que fuese, bueno, complicada. Juno es inteligente, sarcástica y tremendamente segura de sí misma en unos aspectos, pero también es inexperta, vulnerable y llena de dudas en otros. Sentí que podía escuchar su voz claramente en mi cabeza, cada vez más fuerte a medida que escribía el guion.
Y luego están los personajes secundarios. Cada uno de ellos tiene su propia función en la historia, pero también quería que fuesen tridimensionales. Paulie Bleeker, el padre del bebé, es más que un simple estereotipo del chico nervioso; tiene su propia complejidad, su propia dulzura. Vanessa y Mark Loring, los padres adoptivos, no son los típicos personajes adinerados y superficiales; son personas reales con sus propias inseguridades y sueños.
Y no nos olvidemos de los padres de Juno, Brenda y Mac. Fue muy importante para mí mostrar que, aunque tienen sus defectos, también son personas que hacen lo mejor que pueden y aman a su hija a pesar de las circunstancias complicadas.
Cuando escribes un guion, los personajes se convierten en algo así como tus amigos imaginarios. Hablas con ellos, discutes con ellos, incluso te ríes y lloras con ellos. Y cuando finalmente ves cómo cobran vida en la pantalla, es como ver a tus amigos triunfar.
Cada personaje de «Juno» llegó a ser parte de mi vida de una forma que nunca imaginé. Y estoy eternamente agradecida por esa experiencia, porque cada uno de ellos me enseñó algo nuevo sobre la escritura, la vida y, sobre todo, sobre mí misma.
Estructurando la historia
Cuando tienes una historia que te apasiona, es fácil dejarse llevar y escribir sin parar. Pero cada guion necesita una columna vertebral sólida. En mi caso, me apoyé en la estructura clásica de tres actos para darle a «Juno» la forma que necesitaba. El primer acto fue sobre el descubrimiento del embarazo y la decisión de Juno de dar al bebé en adopción. El segundo se centra en los desafíos y la realidad del embarazo. El tercero, bueno, no quiero estropear la película, pero digamos que es el clímax emocional y resolución.
Una vez que tuve un primer borrador, pasé al siguiente paso: la revisión. Leí el guion una y otra vez, ajustando diálogos, puliendo escenas y asegurándome de que cada personaje se mantuviera fiel a sí mismo. Y aunque yo era la guionista, también estaba abierta a los comentarios. Mason Novick, el productor que me descubrió, fue invaluable en este proceso. Su retroalimentación me ayudó a ver dónde podría haber lagunas o inconsistencias.
Es como una escultura, ¿sabéis? Comienzas con un bloque de mármol —tu idea original— y luego tienes que cincelar y pulir hasta que lo que queda es una obra de arte que puedes compartir con el mundo.
Ah, y no os olvidéis de las reescrituras. Aunque sentí que tenía algo especial con el primer borrador, pasé por varias rondas de reescrituras para asegurarme de que todo encajara perfectamente. No subestiméis el poder de una buena revisión. Puede hacer la diferencia entre una buena historia y una obra maestra.
Vendiendo el guion Juno
Mi productor, Mason Novick, quien había sido un apoyo fundamental desde el principio, fue el encargado de llevar el guion a diferentes estudios. Y aquí estaba yo, una antigua bloguera que nunca había vendido un guion en su vida, nerviosa como el infierno pero también emocionada. Sentí que estábamos sentados sobre una especie de tesoro que solo necesitaba ser descubierto.
Finalmente, recibimos una oferta de Fox Searchlight. Recuerdo claramente el momento en que recibí la llamada. Fue surrealista. Había soñado con este momento, pero enfrentarlo en la realidad era otra cosa. Fue una avalancha de emociones: alegría, alivio, y sí, un poco de miedo. Me pregunté, «¿Estoy realmente lista para esto?». Pero entonces pensé en Juno, Bleeker, y todos los personajes que habían estado viviendo en mi cabeza durante meses. Ellos estaban listos para ser compartidos con el mundo, y yo tenía que hacerlo por ellos.
La venta fue solo el inicio. Luego vinieron las reuniones con el director, Jason Reitman, y la selección del reparto. Pero ese momento de la venta fue cuando supe que mi vida había cambiado para siempre. Fue el momento en que todo el trabajo duro, los largos días y noches en la cafetería, las infinitas reescrituras, todo ello se sintió completamente justificado.
Entonces, ¿mi consejo para los aspirantes a guionistas? No subestimen el poder de una buena historia. Si tienes una en tu corazón, saca esa libreta y ese bolígrafo, o abre ese portátil, y empieza a escribir. Nunca sabes dónde podría llevarte.
Y al fin la gloria
Después de que «Juno» se estrenó, las cosas se volvieron un poco… locas. Primero empezaron las críticas y, afortunadamente, eran en su mayoría positivas. Escuchar que personas de todas partes se conectaban con la historia y los personajes fue abrumadoramente emocionante.
Pero luego comenzaron las nominaciones. Primero fueron los festivales de cine, luego los Critics’ Choice, y, de repente, ahí estaba yo, una ex bloguera y stripper, nominada a un Premio de la Academia por Mejor Guion Original. Estar en esa sala, rodeada de algunas de las personas más talentosas del mundo del cine, fue una experiencia surrealista.
Y luego ocurrió. Gané. Cuando escuché mi nombre, mi corazón se detuvo por un segundo. Caminar hacia ese escenario fue como flotar en una nube de incredulidad y gratitud. El Óscar no era solo un trofeo, era la validación de cada palabra que había escrito, de cada personaje que había creado, de cada sacrificio que había hecho para llevar «Juno» al mundo.
Agradezco profundamente a todas las personas que contribuyeron al éxito de la película. Pero lo más gratificante de todo este viaje ha sido escuchar las historias de personas que se vieron impactadas por la película. Padres, adolescentes, madres que habían dado en adopción, todos compartiendo cómo «Juno» les había tocado de alguna manera.
Así que aquí estoy, Diablo Cody, sintiéndome más agradecida que nunca. ¿La lección de todo esto? Que las palabras tienen poder, las historias tienen significado y, si trabajas duro y crees en tu voz, todo es posible.
Así terminamos el pódcast de hoy en el que hemos visto el tercer episodio de la serie de Así vendí mi guion: Juno. No sin agradecer a los que os suscribís a los cursos de Guion o contratáis las consultorías y mentorías que ayudáis a que el pódcast se mantenga. Estaremos juntos los martes y jueves con nuevas técnicas, estrategias y análisis para que aprendamos entre todos a ser mejores guionistas.